Septiembre una vez más, con las noticias rojas a todo lo que da en la televisión, en la radio, en las redes sociales. A veces creo que deberíamos desconectarnos un día y retomar nuestra vida anterior, esa donde no pasaba nada si salía a la calle sin decir a donde; esa vida donde no existía el teléfono celular y sin embargo tus padres estaban tranquilos en casa sabiendo que estabas bien; esa vida donde para comunicarme con mis familiares lejanos les escribía una carta a la que le colocaba estampillas postales en el sobre y enviaba en una oficina local de correos (sí, esas que hoy son escasas); esa vida que no es más y que he tenido que adaptar poco a poco a los cambios tecnológicos.
Extraño el ruido de mi vieja máquina de escribir, en donde si cometía un error tenías que volver a hacer la hoja completa, quizás por eso "los de antes" tenemos mejor ortografía, digo, no teníamos correctores ortográficos más que el diccionario, el profesor y las diez o veinte veces que tenías que repetir la palabra si la escribías incorrectamente.
Extraño caminar por la calle, saludar a los vecinos, ver jugar a los niños en la calle, comer un esquite con "mucho chile y del que pica", comprar pan al bolillero que pasa todas las tardes con su inconfundible grito de "bolillooooooooooo", sopearlo en chocolate y comerlo en la merienda.
Extraño, extraño, extraño.... son tantas cosas las que extraño.... pero más te extraño a ti... mi Acapulco de ayer.
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