Esos ojos...

Podía sentir miedo cada vez que despertaba a media noche y descubría la oscuridad. Sin más, encendía la luz, pero el temor continuaba.

Noche a noche rogaba por poder dormir de un solo jalón hasta que la luz del sol entrara por la ventana de mi pequeño cuarto, pero rara vez sucedía. No recordaba cuando empezó, solo sabía que noche tras noche una vez más sentiría miedo.

¿Pero miedo de qué? De esos ojos que me miraban fijamente por debajo de la puerta y que se paseaban de un lado a otro de ella como esperando el momento preciso para atacar. ¡Eran enormes! A pesar de la obscuridad podía verlos con claridad, brillaban; mi mente se nublaba imaginando todo lo que pudiera suceder si se acercaban.

Una noche, vencí el miedo y los observé con detenimiento. Casi puedo jurar que nuestras miradas se cruzaron por unos segundos, estoy segura que sí. Descubrí que son unos ojos llenos de tristeza buscando algo que han perdido: un objeto, un amor, no lo sé. Su manera de moverse bajo la puerta solo es su desesperación, ¿acaso en mi cuarto se encuentra lo que busca? Esos lamentos de dolor que ví en ellos estremecen el corazón, realmente sufren pero, no lloran.

Ahora, cada vez que abro los ojos a mitad de la noche y los miro ahí una vez más, ruego porque esos ojos recuperen lo que han perdido y puedan cerrarse para no volver jamás.

1 comentario

  1. Qué bonito y triste. Ojalá esos ojos lo encuentren! Sigue con los retos y nos leemos! http://resistencialectora.blogspot.com.es/2016/01/3-noche-de-juegos.html

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