Carta a las amigas.

Amigas:

Sé que las he tenido abandonadas y tampoco es excusa que les diga que mi actual vida me mantiene ocupada, ¿pero porqué ocupada? pensarán ustedes, si ya no trabajo y me dedico únicamente al hogar.

Pues sí, hasta hoy comprendo que estoy más ocupada ahorita que cuando trabajaba, que extraño ese estrés laboral, pero créanme, no cambio lo que estoy viviendo por nada.

Esta última semana he añorado nuestros cafecitos, nuestras pláticas y pensé en que nuestros temas de conversación han cambiado. Sí amigas, hemos madurado, cada cual a su ritmo y a sus golpes, cada quien con su corazón hecho añicos o enamorado, con hijos y sin hijos, pero sé que en el fondo seguimos siendo las mismas, cinco chicas universitarias soñadoras, creyendo en poder cambiar el mundo (aunque quizá pasó que el mundo nos cambió a nosotras). Cuatro seguimos juntas, a la quinta le deseamos lo mejor, bendiciones del cielo y esperamos que regrese al lugar vacío que dejó.

Hoy no tengo anécdota de matrimonio que contar, mejor dicho, no quiero contar nada, sólo expresarles que aún en esta vida de casada se les recuerda y hacen falta con todo su buen humor o sus regañadas; algunas veces me he sorprendido riéndome sola recordando algo que vivimos juntas, o simplemente diciendo frases muy suyas y me doy cuenta que hace mucho viven conmigo. Gracias por seguir aquí.

Se les quiere demasiado y un montón.

No hay comentarios