Eso de instalarse en una casa nueva es una labor titánica, empezando porque tienes que hacer un inventario de lo que cada uno tiene, ocupa y necesita, y ¿por qué no? De aquello que no hemos ocupado en años pero que seguimos guardando “por si algún dÃa llegamos a necesitarlo”. (Nota: este último renglón aplica sólo para él, ya que yo ya habÃa hecho mi limpieza general de pertenencias al mudarme de ciudad).
Empezamos a abrir maletas y cajas de cartón y comienza a salir todo lo que ha marcado nuestra vida, por lo menos en los últimos 5 años. Una peliculita por aquÃ, un librito por allá, un cd que habÃa olvidado que tenÃa, y cuanto más saco, más conozco al hombre con el que me casé y más me asusto.
¡Qué coincidencia! Tenemos casi las mismas pelÃculas, doble de Cinema Paradiso, doble de Naranja Mecánica, doble de Trainspotting, doble de Si yo hubiera, ¿triple de La Novicia Rebelde? ¿y esto cómo pasó? ¡Sólo somos dos! Mejor aquà le paro porque en el rubro de libros y cd's es el mismo cuento, doble de muchos.
¿Y ahora cómo acomodamos todo? ¿Por orden alfabético, por director, por cantante, por autor, por género, por gusto, por tamaño?
Las pelÃculas decidimos ponerlas en dos categorÃas: de culto y comerciales. Asà que ni tarda ni perezosa comencé a colocar todo lo que mi cerebrito me decÃa que era pelÃcula de culto, en ésas estaba muy ensimismada cuando escucho una vocecita atrás de mi:
- ¡¿Qué?! ¡¿Friends y CSI en lo de culto?!
- Aclaro, que para mà son de culto, un culto muy mÃo.
- ¿Por qué Star Wars se encuentra en las comerciales?
- Porque es una pelÃcula comercial.
- ¡Star Wars debe ir en las de culto!
Y empezó un estira y afloja porque cada uno querÃa poner lo suyo en las de culto, por lo que decidimos sólo ponerlas en sus repisas sin ningún orden.
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